Yo quisiera poder controlarme
Salir y no colocarme
Quisiera que dijeras la verdad
Y no me vengan a recordarte
Aprovechar de haber estudiado
Que la profesora no me jodiera
Ni me tratara de maleducado
Yo quisiera darte tu parte
No haber pisado nunca la
cárcel
Ni tener ficha policial
Cecilio G
El problema con el Trap es que no alcanza para todos.
Drogos, promiscuos y delincuentes. Placer, éxtasis y pompa. El todo o la nada.
En el ambiente artístico existe una posición radical frente a este género. La
posición de la iglesia de la música análoga, del buen gusto y las buenas
costumbres frente a un grupo de pendejos desprejuiciados, llamativos y
tecnofílicos. En un principio las parodias virtuales de nuestro país
arremetieron con una simplificación infantil (que oculta más de un dejo de
admiración). Directamente: la parodia “Tengo dinero” de Saikomic no solo fue su
lanzamiento al mundo audiovisual sino que a nivel de visitas, significó el lanzamiento
de su carrera como rapero a un público más amplio. El video ya tiene más de 2
millones de visitas.
Opiniones
igual de negativas surgieron dentro de la escena del rap con la publicación de La verdadera droga (2009) de Snif al
Weso. La supuesta apología a la droga (recuerdo
un beef indirecto de Portavoz “no hago apología del vicio”), el rap poco
ortodoxo y la violencia callejera ocasionaron un cisma similar al que debe
haber dado origen al Trap en Gringolandia. Los límites entre el Gansta rap y el
trap son difusos. En cuanto al Trap, nació en el fragor de la venta de drogas e
inequidades varias en las urbes del sur de Estados Unidos a principios de los `90s
y que por allá en el 2010 fue domesticado por la lengua española (para algunos
el primer tema de trap fue “El pistolón” de Yaga y Mackie, en el 2007). Si bien
en Chile no podemos hablar de trap a secas, con la publicación de La verdadera droga pienso en una
superación del Gansta Rap y el establecimiento de un proto-Trap: un disco filoso,
que plasma la angustia yonkie con una saturación musical característica,
codificado para la nueva generación entre anglicismos, doble tempo, cultura
beatnik y la lengua gutural del bajo mundo.
Si hemos de aceptar el advenimiento de una música sin
adjetivos, la aceptación del Trap y sus mecanismos será más fluida. 1er requisito del Trap: no se puede pensar en el Trap sin pensar en sus mecanismos. Lo que equivale a decir que el Trap depende íntimamente de
la tecnología: El 808 y los bajos de baja frecuencia, un Hi-hat en ritmo terciario
que guía la armonía, una apuesta estética multimodal que expresa la
individualidad de cada autor y el autotune como punta de lanza, símbolo de la
alianza entre la música y la máquina, son parte de la estructura “formal” del Trap. Nada nuevo bajo el sol de la industria musical. Todo esto se hizo antes pero el
impacto social y publicitario que ha tenido en nuestro país, demuestra que estamos entrando en
otro estadio de nuestra pacata historia musical.
2do requisito del Trap. No podemos entender el Trap sin haber entendido el punk.
En este momento, cuando los oyentes me deberían lanzar tomates por la
barrabasada que acabo de afirmar, me propongo explicar esta afirmación
provocadora. Evidentemente, el Trap nació de una costilla, o más bien, de un
pedazo de hígado del Rap pero la voluntad de independencia de los traperos y el
minimalismo al que aspiran me hace pensar en el germen punk. Solo en ese
sentido el trap me retorna al Punk. Creo que el Trap como fenómeno debe leerse
a la luz del Punk. En el "házlo tú mismo", en su pretensión artesanal
y en su relación directa con la marginalidad. Por el otro lado del espejo, las primeras
impresiones del público ante el choque estético y la tirria de cierta masa intelectual
contra este desvergonzado sonsonete de bajos del inframundo, también me
recuerdan al Punk. Un ritmo que no nació en la miseria de los suburbios de
Londres sino en la miseria de los guetos de Atlanta.
EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO:
Pvblito Chill-e
Pvblito Chill-e