viernes, 7 de agosto de 2020

AJUSTICIAMIENTO EN LA PALABRA: CONTRA EL YANACONA WARNKEN DESDE LA ESCENA DEL CRIMEN

    


    Hemos estado bastante tiempo en silencio, entre la luz y la sombra de nuestra tatucera. Ahí, en la calma que nos concede la oscuridad, hemos estado planeando la destrucción completa del sistemamundo capitalista. En este momento álgido, la quietud subterránea se ha visto alterada. Desde el exterior llegan los desesperados alaridos de una bestia siniestra, que debe ser ajusticiada. Esto nos ha llevado a abandonar nuestro agujero, actuar contra la felonía y declarar:

    Desde hace un tiempo que la actitud que ha adoptado el sapo Warnken en el escenario público se escucha como el aleteo de un mosquito. Para nosotros, desde La Belleza de Pensar, él no es más que un acomodado de clase, un poeta de cartón que se enriquece con la literatura. No compramos su actitud de intelectual de televisión, ni su falsa imagen de promotor de la lectura. Después del Estallido Social, tuvimos que soportar ese asqueroso llanto mediático en el que suplicaba por la paz y el diálogo, exhibiendo todo el miedo y la desesperación de su clase. Ahora, en medio de esta pandemia que ha mostrado la verdadera cara de los cerdos, recrea lo peor de ese talk show de la alta cultura y nos intenta vender la sensibilidad de los reptiles que están en el poder.

    Poeta menor del collage burgués, contó con el privilegio de ser sobrino de Enrique Lihn, poeta trascendental y uno de los máximos críticos del arte y la cultura en Chile.  Vinculado por mérito familiar al canon de la poesía chilena, el yanacona Warnken creyó ser parte de una tradición literaria y artística - a la que no le rosa ni los callos-, apostando por la vida peligrosa desde la comodidad de su clase. Quiso ser intérprete de quienes realmente asomaron su cabeza al fenómeno poético chileno y terminó dando bramidos de ciervo cortesano y balbuceos de chaman confundido ante el poder del dinero.

    "Al padre de Jack Lamota, para que vuelva al lugar del crimen" es el mantra que resuena en la cabeza del Yanacona y lo perseguirá como una condena hasta la eternidad. Las palabras fueron escritas por Bolaño cuando le autografió uno de sus libros, enrostrándole su lejanía con el riesgo que se corre con la poesía y con la dignidad rebelde. Pero el Yanacona ya había elegido su camino, ahí estaba seguro, empachado de comodidad y complacencia.



    Hoy que caen los velos negros del poder y sus figuras esperpénticas se muestran impúdicas ante el pueblo, el Yanacona cree poder actuar impunemente desde su púlpito de entrevistador. Pero ya no tiene la burbuja atemporal y descontextualizada que era su programa televisivo. Hoy el yanacona Warnken entrevista con logo de ICARE a los Sátrapas que gobiernan Chile y se hace cómplice de Víctor Pérez Varela, partícipe civil de la dictadura de Pinochet y ministro del interior de un gobierno reducido a escoria. Quien con sus dichos y omisiones avala cobardes ataques racistas contra hermanos del pueblo nación mapuche.

    Es por eso que nosotros, lectores extremistas de la poesía chilena, creemos urgente la necesidad de aniquilar la deplorable figura de esta rata disfrazada de intelectual, arrancarla para siempre de la esclerótica tradición literaria y relegarla al espacio que, desde la inspiración de su primer verso, estaba destinado a habitar: el asco y el olvido. Porque no alcanzó a ser más que el sobrinito mimado de la gran figura colosal del rabioso Lihn, porque se cagó de miedo cuando vio la fuerza de las grandes masas inundando las calles de nuestras ciudades, porque intentó escribir poesía y solo encontró un cuarto oscuro por donde pasaron las más majestuosas almas que habitaron esta tierra, porque creyó haber leído bien a la Mistral, porque intentó bordear la espléndida obra del silencioso Teiller y descubrió un precipicio que solo conducía hacia su cobardía, porque creyó ser el sabio del pueblo, porque creyó que con su luz iluminó a esta nación perdida en la oscuridad de su ignorancia, porque llamó al diálogo en momentos de guerra, porque ya ha mostrado su verdadero rostro, porque es un yanacona extraviado en la incongruencia de su traición, creemos necesario acribillar en la palabra al sapo Warnken.

    Nunca comprendimos esa contemplación litúrgica que hacía de la poesía el Yanacona, para nosotros la literatura tiene que estar manchada de suciedad y hambre. Es por eso que este es un llamamiento a nuestrxs hermanxs poetas - a los de acá, a los que sobrevivimos entre  larvas - a utilizar la poesía como un dispositivo de ajusticiamiento en contra de esta bestia traicionera. Es la palabra, espejo del silencio y la noche, el utensilio fundamental para desmembrar poco a poco a esta oveja del poder, hasta reducirla a la infinidad pura de lo ridículo. Queremos ver caer su cabeza desde las alturas del Olimpo, esperar con ansias el impacto y disfrutar el estallido de carne, sangre y huesos cuando toque la tierra de los desposeídos. En ustedes, oh hermanxs poetas, son los únicos en los que confiamos para mortificar la inmunda alma del traidor.

    Que el ímpetu de la Stella, quien cargaba en su brazo izquierdo con la Muerte-Muerte, guíe nuestro camino en esta encrucijada de venganzas.

    El enemigo es el sapo Warnken.

    La poesía es nuestra mejor arma para acribillar bastardos.


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