miércoles, 28 de abril de 2010

Otakus del mundo… uníos (3 de septiembre del 2009)

Alguna vez escuché a la salida de esta universidad un comentario sobre cierta secta que se reunía algunas tardes en las dependencias de la UPLA, en alguna sala del 5to piso para celebrar rituales relacionados con el anime, los juegos de rol, el hentai, los videojuegos y múltiples temas enlazados con el país del sol naciente y la cultura freak. Hace muy poco compré, por la módica suma de $500, una revista que aparentemente abarcaba estos mismos temas, pero según mis propias expectativas de forma balanceada, es decir, esperaba encontrar datos nuevos en informática, tecnología, ciencia ficción y algo de ese amor que algunos tienen por el Japón.
La revista aludida era MS-O5Z, y era en resumen un tributo al Japón, con una consigna muy equivocada: “somos gente friki”, la cual yo cambiaría por: “queremos parecer gente friki” o “somos otakus no asumidos” (según se ve claramente en los contenidos).
Es innegable que toda nuestra generación está marcada por los contenidos freaks: dígase de los contenidos menores, diferentes, o casi extravagantes; NO NECESARIAMENTE ALGO SOBRE ANIME, O CULTURA JAPONESA. Este gusto por lo freak, no nos convierte en ermitaños de una cultura relegada, ni en seres postergados de la sociedad. La ironía, la fantasía y la modernización ya son parte del día a día; así como el auge de los géneros y representaciones culturales de grupos minoritarios. Nada de esto resulta entonces, ni excesivamente innovador, ni muy revolucionario, aunque muchas veces nos es necesario un poco de rupturismo de calidad para nuestra musculatura mental. Así que, cuando abrí la revista (guiado por el buen diseño), pensaba en tener algo más innovador y sofisticado, eso que algunos llaman “Geek”. Sin embargo, me encontré con algo diferente, un culto al Japón y una mezcla de peras con manzanas. En ese momento fue cuando me pregunté…
¿Cuál es la diferencia entre un friki, un otaku, un ñoño y un nerd? Una pregunta que sin duda no tiene muchas relevancia pero que si la miramos con seriedad y basados en esta publicación, tiene una sola respuesta… no hay diferencias.
Sin duda, mezclar los intereses o los términos anteriores como sinónimos, es realmente estúpido. ¿Qué hace el culto de la obra de Cristián González (wikipediars) y su epónimo, el todopoderoso, Chuck Norris; ligado con un artículo completamente serio, sobre la interacción sexual con extratarrestres en un futuro cercano y una declaración melodramática a los ñoños amigos de algún autor?
Todo comienza por el sello en la portada del gran Chuck Norris, el cual acredita la calidad de esta revista, la cual tendría sin duda en “Inciclopedia” o “Wikipediars” -si aún estuviera vigente- un artículo especial junto a Inmundo Varas. Los contenidos en MS-O5Z, van desde un comentario abierto (demasiado abierto en mi opinión) sobre juegos pop (algunos más anejos que el atari), la recomendación de una película no muy original (basada en el típico joven loser, que muere por Star Wars, con las manos verdes de tanta manuela, con cómics todos pegoteados, sin suerte con las minas, feo y gordo de tanto sexo virtual), pasando en la siguiente página a una descripción del Yaoi (cosa que no tenía idea que era), por música exageradamente buena, casi épica (según el artículo) de un grupo no muy conocido (en el ambiente de los amantes del Japón) y terminando con un comic que no entendí (pues probablemente había algún juego de intertextualidad o de lo contrario era de plano muy fome).

Reconozco que odio todo esto del anime y la música japonesa y las mangas y los codos y los muchachos con ojos pintados mojándose por Naruto, balbuceando un poco de japonés y pegando combos a lo Dragon Ball (una serie muy occidental por lo demás, siguiendo la idea de vulgarcito). No obstante, creo que el punto más destacable -además del diseño- es el artículo titulado “La conquista sexual del mundo” (antes mencionado), el cual reflexiona sobre el poder del género y el sexo -principalmente femenino- desde una mirada histórica y el cual concluye en una corta reflexión sobre cómo sería el sexo con extraterrestres en un futuro algo distópico. Notable, pero algo distinto al resto de la revista… un eslabón perdido en una mar de anime para niñas, videojuegos populares, pornografía en letras y vergüenza ajena. Sería interesante leer en alguna edición futura algún “monólogo sobre la caca”, “reflexiones sobre los Anunakis”, alguna “brevísima relación de la fábula en la zoofilia”, o “Nuevas posiciones sexuales con un posible segundo miembro” en un futuro dominado por alienígenas bien dotados.
Asimismo, en un par de sus artículos se muestra esa idea infantil y soberbia de mostrar el conocimiento sobre un tema, cuando es algo no muy relevante para el artículo como conjunto, como un “secreto seguro deleitoso” que nadie conoce y –probablemente- nadie quiera conocer. Muy lejos de ser frases que afirman un dominio o manejo total sobre un tema, se cae en frases como “… así que no sean ignorantes… antes de ser fanáticos, sepan qué es lo que aman….”. Frases que demuestran una actitud crítica que se disuelve en los traumas de niñez, como una pachotada al aire. Un gran infantilismo propuesto en la aludida. Más aún, su hibridez y esa idea únicamente de reproducir muestran el proyecto como una cuenta pendiente y no como una idea innovadora y válida; aunque realmente la idea no es sepultar esta nueva propuesta, sino más bien, cuestionar sus contenidos y su dudosa línea editorial; pues si desean escribir por escribir, no vendan su material en público y distribúyanlo entre amigos... cíñanse a la tranquilidad de su blog o facefuck y cierren la bandeja de comentarios. Deberían tomar como ejemplo a algunas publicaciones de esta universidad no tan constantes, pero que quedan en la mente por lo originales como “el carroñero”, por ejemplo.
Es raro pensar que las publicaciones de la Upla que no tienen alguna carga política, una gran fuerza creativa o crítica aguda y ajustada, generalmente no son muy reconocidas, ni de gran calidad.
Sin duda en MS-O5Z, se necesita una clarificación de los contenidos, una línea fuerte por la cual comenzar a dirigir el proyecto, no seguir mezclando un diseño notable con contenidos añejos, sumado con un par de artículos prometedores pero huérfanos y llamando extraño a lo imbécil e imbécil a lo que no se entiende. Y todo esto enmarcado en el recurso, inocente de cualquier cargo, de la descripción, la transcripción o perífrasis de algún artículo de internet.

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