sábado, 22 de mayo de 2010

A la generación del Vicente Nario

Escucho a la muerte roncando por debajo del mundo y recuerdo cuando nos decían que "no había mal que por bien no viniera".
"Luego de la tormenta viene la calma" me dijo alguna vez mi madre a los 12 años, cuando ya comenzaba a cuestionarme las grandes mentiras de la infancia. ¡Puta que nos metieron el dedo en la boca! (o el pico en el ojo, como diría un cura). Luego de la tormenta vienen las inundaciones y luego de los terremotos vienen las réplicas, los tsunamis, el hedor y los socavones, porque hasta el día de hoy, las réplicas, al igual que la muerte, continúan ronroneando bajo nuestros pies.

Un buen coterráneo alguna vez me explicaba que "el terremoto había afectado gravemente el patrimonio intelectual del país" y al parecer tenía razón. A primera vista la calma huyó junto a los artistas del festival de viña y el sentido común se retiró junto a Bachelet, por lo que ya no hay reparos en asumirse abiertamente libremercadista, en cambiarse al bando ganador o en colaborar soslayadamente con la derecha conservadora de este país, como sucias ratas saliendo de sus escondites cuando el pánico reina en la sociedad. Digo, conservadora, porque pareciera ser que la única diferencia entre izquierda y derecha hoy por hoy, se da en lo valórico.
Esta es la nueva vieja política que nos prometieron.
Durante las campañas todos se subían al carro de la victoria y eran partidarios del "cambio" (con tintes progresistas aweonizantes), que no ha sido nada más que un regreso de los verdaderos dueños de chile, a su fundo administrado por sus peones de la concertación.
El territorio cambió de repente y la alegría nunca llegó po!
El terremoto se convirtió en una coartada y el sentido común desapareció, se relegó en virtud del miedo colectivo a la delincuencia o a las fuertes réplicas del terremoto, permitiendo los típicos vicios políticos en esta falsa imagen de cambio político: ya sean promesas incumplidas (como no vender las acciones de un canal de TV o de una determinada empresa por razones económicas) o asignar delincuentes de cuello y corbata en puestos vitales a nivel nacional (pero con ese toque particular de don Sebastián Piñera. Que weón más patético, casi chistoso).
Este cuento del cual nos hablara alguna vez Naomi Kleim en su "doctrina del shock" es el que origina el panorama político actual y contra el cual debemos rebelarnos de manera firme. No solo como un signo de legítima defensa, sino que también como miembros de la única universidad pública y crítica de la quinta región.

Si no somos nosotros... ¿quién?
Realmente desconozco si los talleres religiosos de la católica o la injerencia del pontificado en los contenidos educacionales de esta, darán lugar a una crítica institucional. Ignoro igualmente si las universidades privadas viñamaricas o los institutos varios de Valparaíso estarán preocupados del conflicto y la movilidad social del país. No sé si solo se acordarán de la desigualdad social en tiempos de huelga o del conflicto mapuche en tokatas PUNKuicas o HIPPIElais reivindicativas. No lo sé y no me interesa por lo demás.

Esta universidad forjada con el filo de la razón y el peso de la historia durante muchas décadas -hecho que algunos profesores olvidaron con el olor de la comodidad y la excusa de la edad- debe ser un refugio para la disidencia y la sedición ideológica. Nada cambia con la nuevas adquisiciones universitarias o las nuevas remodelaciones de la UPLA (idénticas al color del nuevo logo del gobierno, cabe mencionar). Recuperemos los espacios alternativos -con o sin federación- que eran nuestros antes del nuevo caracho de la universidad y que nadie puede negarnos.

Se abre una nueva época generación 2010 y es tu turno de tomar un rol activo en la coyuntura política-social del país. No hablo de hacer la revolución en la azotea del Huevo, de tatuarte una swástica con una hoz y un martillo en la frente, de ser un "guerrillero del amor" ni mucho menos, de salir a quemar autos en nombre de los pobres. Hablo de cosas simples, como crear una nueva discursidad para los nuevos tiempos, de adoptar una postura integradora ante tus semejantes o una opinión libre y clara de los hechos, no influenciada por la prensa amarilla de cuatro hombres o por medios pertenecientes a la iglesia, a empresarios acaudalados y al gobierno de turno. A veces, cuando no hay espacio en los medios, las paredes son el mejor y más expedito medio de comunicación.

Enfrenten esta segunda venida de los "Chicago Boy´s" que lamentablemente no fue anunciada por la biblia; y que poco a poco muestra su verdadera cara. Resemanticemos el territorio posterremoto con la fuerza de lo contemporáneo, criticando lo que se niega a morir, pero siempre con la vista transversal e histórica de los hechos.
Amigos y amigas, si la alegría no viene hay que salirse del camino e ir por ella. Manos a la obra, manos a los libros y no pierdan nunca la alegría, pues por muy charcha que sea la realidad, una sonrisa siempre es bienvenida.

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