Entre los escollos ambientales de la cerveza y del
ruido que se asoma por la puerta metálica, continuamos la segunda parte de la
entrevista asentados en un rincón de privilegio: con vista al mar del Roma en
incipientes hordas de olas que se forman conforme pasan los minutos.
El arte de despotricar es lo que emprende Lilith
Bíblica en esta ocasión, quizás un personaje ficcional, tipo social y
literario, que se valida en torno a lo
carnavalesco, sobre un sentido común trunco, anómalo que invoca al miedo del
reprimido, a la homofobia curricular de algunos profesores que transitan por el
pasillo mientras ejecuta su acto. Un guerrillero del símbolo, Mikaelo en
colalees, Malincho promoviendo el cuerpo como zona de combate, donde se arroja
contra la oficialidad asquerosa de Rolando Jimenez; de algún pendejo maraco tomándose un tecito
con Pablo Simonetti. En fin, matando Zombies en serie, repetidores del estado
homosexualizador, locas del lujo, maricones promotores del ghetto y las
figuritas de una Sodomía de cuatro paredes, de papeleo caquero.
PERSA: ¿Quién es Manuel Herrera?
LILITH BÍBLICA: Es
difícil porque ya no me visualizo bajo ese nombre. Mi personaje se llama Lilith
Bíblica y tiene que ver con la mujer que no habría aceptado la posición del
misionero, por lo tanto el barbudo la expulsó del paraíso. Lo que hizo la
cultura machista fue condenarla a la figura de la vampira, esa vampira loca que
está todo el tiempo chupando cuellos,
adquiriendo el mismo carácter del cuco: cuando los niños no querían
comer... había que llamar a Lilith. En rigor, es una mujer que se atrevió a decir
“no me gusta esto, me gusta esto otro”. Además que el mito de Eva de Lilith,
dice que ella no fue sacada de la costilla de Adán, sino que dios creó al hombre y a la
mujer. Igual hay muchos de nombre
Lilith, pero le quise dar el apellido de
Bíblica.
PERSA: ¿Y tú sientes con convicción que eres esa persona?
LILITH BÍBLICA: Es
parte de mí, pero no es todo.
VASCO: Es como un arma, desde esa perspectiva, un personaje, un
desdoblamiento, un alterego.
PERSA: Si pensamos en los ’70,
es como cuando un militante en la clandestinidad se ponía chapa: un
Felipe que se ponía Julio y tenía toda una identidad distinta, un alterego suyo
y que seguramente hubo harto de esa ficcionalización que hacían los militantes
de sí mismos, creando otro personaje..
¿podría ser una homologación de eso?
LILITH BÍBLICA: Claro, porque la respuesta inmediata es un
desdoblamiento y porque lo ven desde todas partes, muchas películas. Pero es
que no sé si solo pretenda Lilith, creo que hay mucho más, está Manuel Herrera,
pero hay mucho más.
VASCO: A
nivel de referentes: ¿Que artista conoces que estén haciendo cosas que apunten
en la misma dirección que tú? Desde la prehistoria, Pedro Lemebel y Francisco
Casas en la Yeguas del Apocalipsis hasta hoy en día con Hija de Perra.
LILITH BÍBLICA: En estricto rigor, no es un artista pero
cuando alguien decide ir a un set de televisión, como el caso de José Carlos,
da entrevistas a un diario y habla sobre la prostitución y realiza una
performance mediática, un qué decir y un cómo decirlo. Hay teatralización en la
forma pero no en el contenido. Para mí si es un referente. Lo recuerdo en “Más
vale tarde” desafiando al heteronormativo del Álvaro Escobar, incluso a
supuestos defensores de la disidencia como Rolando Jiménez o el mismo Pablo
Simonetti.
VASCO: En
ese sentido, ¿qué opinas de Rolando Jiménez?
LILITH BÍBLICA: Más que opinar es dar a conocer hechos: un
aparente de deseo de visibilizar a toda la disidencia sexual, que solo se
concreta en la visibilización del homosexual heterosexualizado, pretendiendo
darle un toque de intelectualidad. En la franja de Tomás Jocelyn-Holt, por
ejemplo, aparece un gay hablando con la papa en la boca, pidiendo por sus
derechos y hablando sobre el “Gobierno Militar”. Ahí el discurso se va al demonio y la lucha
por la resemantización se transforma en una lucha de clases. De algún modo
nosotros luchamos contra el gay de clase alta, ese que no nos permite desear,
porque ese gay de la clase alta hará todo lo posible para que yo no entre en
sus discos de Reñaca o de Viña y los únicos que entrarán son los travestis que
han vendido su alma al diablo, aceptando que solo son objetos de sátira.
VASCO: ¿Y qué otro referente?
LILITH BÍBLICA: Hija de Perra. Hay una imagen de ella dando
una conferencia en la Universidad de Chile, con Andrés bello de fondo, dándole
sentido a esa frase de ocupar los lugares que nadie piensa podrías ocupar. Además que ella misma apunta a la
indeterminación. Nadie sabe qué es, oponiéndose a la clasificación de la
sociedad heteronormativa. También está Claudia Rodriguez, declarada travesti,
por ser algo más transgresor, pero que en rigor sería transexual.
PERSA: ¿Cuál es la diferencia?
LILITH BÍBLICA: Transexual es aquel que se siente atrapado
en un cuerpo que no le corresponde, biológicamente hablando. Ahí puede cambiar su cuerpo por procesos de
hormonización y de manera – a mi juicio dramática- a través de una operación.
Aunque yo propugno otra cosa.
PERSA: ¿Qué cosa?
LILITH BÍBLICA: Yo eventualmente estaría dispuesto a
cambiar mi identidad, pasar a mina pero manteniendo mi pene y no implantarme
pechos.
VASCO: ¿Por qué?
LILITH BÍBLICA: Porque me parece que ahí es donde uno
acepta las prótesis del neoliberalismo.
Es curioso, pero si piensas en los lugares que habilitan a los
homosexuales, todos nacen sobre la base de intereses capitalistas, disfrazados
de under pero capitalismo al fin y al cabo. Marginales en un espacio asfixiado.
VASCO: …marginales y de visita
LILITH BÍBLICA: Sipo… es el capitalismo el que nos
desprecia y al que le conviene seguir teniéndonos como marginales, como esos
tontos que levantan las banderitas de la diversidad sexual y que piensan que
teniendo barrios exclusivos que son lo más que hay. Finalmente esos barrios
exclusivos son ghettos, que solo dan a conocer que viven en un pequeño espacio
de aparente libertad.
PERSA: Un poco para finalizar… ¿vamos a conocer a Lilith Bíblica
en la cotidianeidad? ¿La vamos a ver caminando por los pasillos de la U? ¿En la
fila del Casino, en la biblioteca estudiando?
LILITH BÍBLICA: Mi desafío inmediato es hacerlo antes de
que termine el año. Yo lo necesita, ustedes lo necesitan, bueno, no sé si lo
necesitan. Ese es mi desafío para ver qué tan chorito soy. Me interesa recibir
con todo, la virulencia de discriminación. Si bien la he vivido porque era
amanerado, nunca me he enfrentado a que alguien me quiera pegar por vestirme de
una manera.
PERSA: ¿Crees tú, por ejemplo, en comparación con el que se
tatúa, que tu cuerpo es tu propio lienzo?
LILITH BÍBLICA: Bueno, en este proceso que he vivido he
tratado de irme desprendiendo de eso llamado ego. Al principio mis sueños eran
YO tener algún tipo de organización pero ahora sé que es más importante ser
parte de una organización mayor, sin pensar en el lugar que ocupe. El cuerpo es
parte de ese mecanismo de lucha, mi cuerpo está al servicio…
VASCO: ...es una zona de combate
LILITH BÍBLICA: Sipo, además que lo tapamos tanto... Es
mejor que si lo mostramos, sirva para algo.
Y se me viene a la mente Lamborghini y su órgano
metafórico…
“El cuerpo tiene
un órgano metafórico
es el lugar de
todas las transmutaciones
es el lugar
poético por excelencia, el ano
en ese sentido
que es el lugar
donde el niño y
la niña
se encuentran
todavía, subrayando todavía
sin el corte, sin
la diferencia de los sexos.”
El ano como símbolo de vida, un emblema religioso en
toda la amplitud del término; no el lugar yermo y esteril, el patio trasero
donde se dejan los desperdicios y al que rendirían culto estos patologizados.
Sellamos la conversación y me
atrevería a decir que todos tuvimos algo sobre lo que pensar, o por lo menos
yo, que recordé ese culito andrógeno que el mismo Francisco Casas –vestido de
monja- comería a mordiscos, a la María Olga de Vicente Huidobro que bien
podría haber sido propuesta como Shemale o la imagen de Oscar Wildo, disfrazado de la
Reina de Inglaterra, esperando tentar a Lilith Bíblica o a Manuel Herrera en
alguna esquina oscura de Playa Ancha.
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